El personaje |
Pepe |
Hace ya unos cuantos años, conocí y trabé relación con Pepe, que primero fue profesional , para devenir en sólida amistad luego , ciudadano ilustre por derecho propio de Cardoso Grande, pequeña y sufrida comunidad ubicada - lo que de ella resta- en las orillas del embalse o lago artificial de la Represa de Rincón del Bonete, en circunstancias que me asentara por un tiempo allí a realizar trabajos propios a una investigación etnográfica que llevaba adelante.
En aquel entonces, su conocimiento del escenario y su gente, de su memoria de acontecimientos, personajes e historias del lugar , junto a su natural disposición a ser útil y brindarse desinteresadamente, fueron muy importantes , y con su aporte, a que la misma fuere fecunda en sus objetivos y gratificante en lo profesional .
Con el tiempo y pese a la distancia - vivo en Montevideo - pasó a ser alguien muy cercano a mi , social y emocionalmente. Nos llamamos cada tanto, el tiene sus 80s bien llevados, o sea que es algo más grande que yo. Es paisano absoluto, o sea hombre del campo, en todo lo que aún como forma de vivir se entiende en el Uruguay rural, por nacimiento , que es como decir que vive aún en la cultura que lo esperaba al nacer. Diría que ahora, ya en tiempos de plena globalización, también por decisión personal.
Vivió la mayor parte de su vida, en Cardoso Grande, donde nacieron él , sus hermanos y hermana. Ésta, es la única que aún vive también en el poblado, orgulloso pueblo agonizante con sus 60 aproximados habitantes estables y cientos de casas derruidas y abandonadas, muchas aún cerradas a cal y canto, detenidas en el tiempo en que sus moradores, tomaron el camino obligado y se fueron empujados por la orilla cada vez más próxima de aguas que venían y traían consigo la planificada inundación del pueblo y su muerte como tal, allá por los años 40s del siglo pasado haciéndole camino al promocionado progreso que traería el primer proyecto en Uruguay de una Represa con destino a generación hidroeléctrica a construirse aguas abajo, en el Rincón del Bonete del Río Negro, del cual el Arroyo Cardoso que prestó su nombre al pueblo era uno de sus afluentes, tomado a su vez del apellido de la familia de grandes terratenientes propietarios de esos campos a fines del s XVIII .
Ya he hablado de esto y se puede leer , de interesar, en mi blog: Antropología de lo Cotidiano . Cardoso Grande el pueblo que se quedó sin luz. Se los recomiendo, no por el valor de mi autoría, sino por la historia que cuenta, que tan fácilmente se acomoda a estos tiempos en donde futuro , progreso y tecnología, se expresan con demasiada libertad en términos de sinónimos.
Desde complicadas cirugías de cadera que lo tuvieron a mal traer, con traslado e internación aquí en Montevideo, cosa que daría lugar a un relato infinito de anécdotas cual de ellas más desopilantes e hilarantes, y en las cuales el choque frontal entre la racionalidad paisana de Pepe y el tecno discurso de montevideanos de bata blanca, no tendrían desperdicio, pero como es poco dado a escribir, no creo que salten de la oralidad a la escritura y permanecerán posiblemente inéditas y en el anécdotario de unos pocos , pero no tengan duda que algunas de ellas deben recorrer aún los pasillos y lugares de descanso y charla del personal de salud que tuvo el privilegio de conocerlo y estoy seguro que al final, luego de entenderlo o sea aceptar en su otredad, quererlo.
Tambien construyen y hacen a mi relación con él , imperdibles conversaciones acerca de a quién y que votar en las elecciones nacionales. Todo un ensayo de ciencia política desde la racionalidad simple y contundente de su cosmovisión que estima y respeta a la naturaleza como el motor de todas las cosas.
O sus amoríos, siempre empezando y terminando en su firme resolución de jamás ser "pueblero". Lo cual por supuesto condiciona y y quitaba mucho atractivo a la oferta conyugal . O los tratados de salud animal, especialmente ovina, ya que es la especie que cría , considerando a sus ovejas y en los hechos así las gestiona , algo así como su personal cuenta bancaria de ahorro, sabido que su jubilación como peón rural no es precisamente de las más jugosas.
O toda su inteligencia que rápida como un rayo, surgía envuelta en ironías, toda vez que se confundía su bondad y bonhomía, con debilidad o simpleza intelectual.
Que no fue demasiado extensa su estadía en los bancos de la educación formal , es muy posible, pero doy fe, que pocas veces he visto tanta capacidad de reducir lo complejo a lo simple, ni laudar rebuscados razonamientos, con breves y certeras sentencias, que terminaban de una vez y para siempre con toda sesuda discusión de la cual a cualquier título fuera partícipe o protagonista.
En fin , hombre de pocas y sabias palabras. De rápida sonrisa franca y sorprendentemente amable , leal amigo y desprendido anfitrión para cuanta gente que por una u otra razón se caían por su casa.
Sucede que hace unos días me llamó por teléfono. Pensé que lo hacía desde lo que en Cardoso Grande llaman “la cabina” que es (era) el único teléfono del pueblo, operado por la propia Empresa de Telèfonos de Uruguay – Antel- y mantenido como servicio público dentro de horarios diurnios y en cualquier horario en caso de emergencias , que funciona en el único comercio de ramos generales del pueblo - leáse algunos comestibles de primera necesidad, algún día de la semana carne de oveja faenada allí mismo y eso si, en verano, cerveza fría , gracias a una heladera acondicionada para funcionar a queroseno, ya que de electricidad en el pueblo , ni hablamos.
El asunto es que me equivoqué. Me llamaba de su recién instalado servicio de telefonía rural, un tipo de aparato adaptado a las zonas rurales y que obtiene energía de un cargador solar, o como técnicamente se llame, también reciente adquisición, que tambien le permite encender 2 lamparillas pequeñas, un televisor por algunas horas y el teléfono. Estaba radiante. Hacía tiempo que no lo sentía tan entusiasmado. Charlamos un rato y quedé meditando luego de la conversación al respecto de la causalidad de las fuerzas que actúan sobre un personaje como Pepe concediera sorpresivamente tanta consideración dentro de su modelo de bienestar a la eventual disponibilidad de la nueva tecnología y sus prestaciones. Por supuesto que también me llevó a meditar sobre mi propio modelo de bienestar y sus herramientas.
Día siguiente. Para mi de madrugada, para Pepe, terminando recién de ordeñar su vaca lechera, llamando nuevamente. Ya presentí por el color de sus “guenos días” que no eran éstos tan buenos. La cosa otra vez me sorprendió. Muy aflijido, y espero hacerme entendible, cuando en alguien como Pepe, califico a su conducta como afligida. No tenía - me dice - su flamante teléfono casilla de voz o sea ese dispositivo programado para registrar y guardar mensajes en ausencia. Conversamos largo, me explicó sentenciosamente porque necesitaba el correo de voz , que todos los días entre otras cosas de sus ocupaciones cotidianas, arreaba su vaca hasta la costa del lago para que abrevara, que esto lo hacía por la mañana y por la tarde, y que tal tarea era necesidad de su vaca lechera, todos los días, e insistía que era muy importante a él, que en ese interín si alguien lo llamaba quedara el mensaje, que había llamado a la empresa , que las "muchachas" lo atendían, pero no lo entendían y no había logrado por lo tanto resolver el problema.
Ahí es cuando empieza una épica batalla entre el problema del cual eran parte importante el Pepe con su poca paciencia para asuntos tecnológicos y mi escasa capacidad de mediar a la distancia en asuntos que las máquinas programadas imperturbables, dictan códigos y exigen información .
Los funcionarios/as de los espacios abiertos a consulta y "atención al usuario" desde sus amables auriculares, escenario donde - debe ser, imagino - simple y fácil consecuencia, caer cautivo de la irrealidad construida desde horas de voces sin rostro y miles de relatos de problemas sin imágen. Obtuve no obstante de principio : civilizada y educada atención, firme y eficiente apego a las reglas y -es de mínima lealtad decirlo- una muy profesional manera de decir sin hacer doler demasiado que , ya está, que los minutos de fama que tenía como usuario, habían expirado.
Redactar las instrucciones, , necesarias a lograr asistencia, en mi nuevo papel de "lenguaraz" entre ambas culturas en contacto , no fue tarea sencilla . Mi amigo esperaba tranquilo mis buenos oficios de mediador.
Pepe, a todos los efectos , titular indiscutido, orgulloso titular diríamos, constituye el único interlocutor válido para la Empresa – no hubieron argumentaciones de mi parte, ni piadosas medias verdades en cuanto a la discapacidad de Pepe – dios y él me perdonen que valieran para hacer variar tal situación y otorgarme algo más de arte y parte en el asunto. Inflexibles, lo cual no deja de ser correcto, las señoritas me indicaban que solamente el titular del servicio, podía realizar el trámite.
No se cuantas veces ni con cuantas personas hablé. Fueron muchas. Tampoco llevé registro de cuantas veces hablamos con Pepe ,cada vez más alicaido y triste, me daba el veredicto luego de cada ensayo y error - Sigo sin correo de voz - En algún momento de mi creciente desconsuelo, intenté timidamente argumentar cuan poca utilidad le atribuía personalmente a tal función operativa en mi teléfono. Pepe intransigente entendía que para no tener correo de voz , tampoco era buena cosa tener teléfono. De todo un poco pasó. Hasta sobresaltado pasé alguna noche, preocupado en la salud emocional del Pepe, sin su correo de voz.
Temprano en la mañana del viernes 21 de enero del 2011, llamo nuevamente a la compañía, pido otra vez con reclamos, otra voz y otro color distinto me atienden y bueno, ya al borde del desaliento planteo una vez más, a esta nueva voz el problema. Voy a decir su nombre porque en tiempos de santificar, este buen hombre y mejor funcionario tiene mi voto, el señor Gerardo Cuello de la Sección Reclamos de Antel . Me escuchó, me dijo que en fin, olvidemos lo pasado y arreglemos el problema de don Pepe. Lo voy a llamar ahora y le solucionaré el problema de inmediato.
Casi me atraganto en la obligación de advertirle : Por favor don Cuello, si puede llame dentro de un par de horas. Pepe, con quién recién hablé, ya tenía caballo ensillado para llevar su vaca lechera al lago a tomar agua, porqué según dice “ si la descuido no me da la leche de mi café con leche”.
El técnico cumplió. A mediodía, le dejé un mensaje a Pepe en su correo de voz. Me contestó al rato muy feliz. “ Ya está . Ahora si don Julio ,voy a llevar tranquilo mi vaca a tomar agua ”
Nos prometimos vernos a la brevedad. En su casa de Cardoso Grande. Veré entonces de tomarle fotos con su nuevo teléfono y escucharemos juntos los correos de voz en tanto tomamos café con leche.
En aquel entonces, su conocimiento del escenario y su gente, de su memoria de acontecimientos, personajes e historias del lugar , junto a su natural disposición a ser útil y brindarse desinteresadamente, fueron muy importantes , y con su aporte, a que la misma fuere fecunda en sus objetivos y gratificante en lo profesional .
Con el tiempo y pese a la distancia - vivo en Montevideo - pasó a ser alguien muy cercano a mi , social y emocionalmente. Nos llamamos cada tanto, el tiene sus 80s bien llevados, o sea que es algo más grande que yo. Es paisano absoluto, o sea hombre del campo, en todo lo que aún como forma de vivir se entiende en el Uruguay rural, por nacimiento , que es como decir que vive aún en la cultura que lo esperaba al nacer. Diría que ahora, ya en tiempos de plena globalización, también por decisión personal.
Vivió la mayor parte de su vida, en Cardoso Grande, donde nacieron él , sus hermanos y hermana. Ésta, es la única que aún vive también en el poblado, orgulloso pueblo agonizante con sus 60 aproximados habitantes estables y cientos de casas derruidas y abandonadas, muchas aún cerradas a cal y canto, detenidas en el tiempo en que sus moradores, tomaron el camino obligado y se fueron empujados por la orilla cada vez más próxima de aguas que venían y traían consigo la planificada inundación del pueblo y su muerte como tal, allá por los años 40s del siglo pasado haciéndole camino al promocionado progreso que traería el primer proyecto en Uruguay de una Represa con destino a generación hidroeléctrica a construirse aguas abajo, en el Rincón del Bonete del Río Negro, del cual el Arroyo Cardoso que prestó su nombre al pueblo era uno de sus afluentes, tomado a su vez del apellido de la familia de grandes terratenientes propietarios de esos campos a fines del s XVIII .
Ya he hablado de esto y se puede leer , de interesar, en mi blog: Antropología de lo Cotidiano . Cardoso Grande el pueblo que se quedó sin luz. Se los recomiendo, no por el valor de mi autoría, sino por la historia que cuenta, que tan fácilmente se acomoda a estos tiempos en donde futuro , progreso y tecnología, se expresan con demasiada libertad en términos de sinónimos.
Desde complicadas cirugías de cadera que lo tuvieron a mal traer, con traslado e internación aquí en Montevideo, cosa que daría lugar a un relato infinito de anécdotas cual de ellas más desopilantes e hilarantes, y en las cuales el choque frontal entre la racionalidad paisana de Pepe y el tecno discurso de montevideanos de bata blanca, no tendrían desperdicio, pero como es poco dado a escribir, no creo que salten de la oralidad a la escritura y permanecerán posiblemente inéditas y en el anécdotario de unos pocos , pero no tengan duda que algunas de ellas deben recorrer aún los pasillos y lugares de descanso y charla del personal de salud que tuvo el privilegio de conocerlo y estoy seguro que al final, luego de entenderlo o sea aceptar en su otredad, quererlo.
Tambien construyen y hacen a mi relación con él , imperdibles conversaciones acerca de a quién y que votar en las elecciones nacionales. Todo un ensayo de ciencia política desde la racionalidad simple y contundente de su cosmovisión que estima y respeta a la naturaleza como el motor de todas las cosas.
O sus amoríos, siempre empezando y terminando en su firme resolución de jamás ser "pueblero". Lo cual por supuesto condiciona y y quitaba mucho atractivo a la oferta conyugal . O los tratados de salud animal, especialmente ovina, ya que es la especie que cría , considerando a sus ovejas y en los hechos así las gestiona , algo así como su personal cuenta bancaria de ahorro, sabido que su jubilación como peón rural no es precisamente de las más jugosas.
O toda su inteligencia que rápida como un rayo, surgía envuelta en ironías, toda vez que se confundía su bondad y bonhomía, con debilidad o simpleza intelectual.
Que no fue demasiado extensa su estadía en los bancos de la educación formal , es muy posible, pero doy fe, que pocas veces he visto tanta capacidad de reducir lo complejo a lo simple, ni laudar rebuscados razonamientos, con breves y certeras sentencias, que terminaban de una vez y para siempre con toda sesuda discusión de la cual a cualquier título fuera partícipe o protagonista.
En fin , hombre de pocas y sabias palabras. De rápida sonrisa franca y sorprendentemente amable , leal amigo y desprendido anfitrión para cuanta gente que por una u otra razón se caían por su casa.
La novedad
El asunto es que me equivoqué. Me llamaba de su recién instalado servicio de telefonía rural, un tipo de aparato adaptado a las zonas rurales y que obtiene energía de un cargador solar, o como técnicamente se llame, también reciente adquisición, que tambien le permite encender 2 lamparillas pequeñas, un televisor por algunas horas y el teléfono. Estaba radiante. Hacía tiempo que no lo sentía tan entusiasmado. Charlamos un rato y quedé meditando luego de la conversación al respecto de la causalidad de las fuerzas que actúan sobre un personaje como Pepe concediera sorpresivamente tanta consideración dentro de su modelo de bienestar a la eventual disponibilidad de la nueva tecnología y sus prestaciones. Por supuesto que también me llevó a meditar sobre mi propio modelo de bienestar y sus herramientas.
El problema
Día siguiente. Para mi de madrugada, para Pepe, terminando recién de ordeñar su vaca lechera, llamando nuevamente. Ya presentí por el color de sus “guenos días” que no eran éstos tan buenos. La cosa otra vez me sorprendió. Muy aflijido, y espero hacerme entendible, cuando en alguien como Pepe, califico a su conducta como afligida. No tenía - me dice - su flamante teléfono casilla de voz o sea ese dispositivo programado para registrar y guardar mensajes en ausencia. Conversamos largo, me explicó sentenciosamente porque necesitaba el correo de voz , que todos los días entre otras cosas de sus ocupaciones cotidianas, arreaba su vaca hasta la costa del lago para que abrevara, que esto lo hacía por la mañana y por la tarde, y que tal tarea era necesidad de su vaca lechera, todos los días, e insistía que era muy importante a él, que en ese interín si alguien lo llamaba quedara el mensaje, que había llamado a la empresa , que las "muchachas" lo atendían, pero no lo entendían y no había logrado por lo tanto resolver el problema.
Ahí es cuando empieza una épica batalla entre el problema del cual eran parte importante el Pepe con su poca paciencia para asuntos tecnológicos y mi escasa capacidad de mediar a la distancia en asuntos que las máquinas programadas imperturbables, dictan códigos y exigen información .
Los funcionarios/as de los espacios abiertos a consulta y "atención al usuario" desde sus amables auriculares, escenario donde - debe ser, imagino - simple y fácil consecuencia, caer cautivo de la irrealidad construida desde horas de voces sin rostro y miles de relatos de problemas sin imágen. Obtuve no obstante de principio : civilizada y educada atención, firme y eficiente apego a las reglas y -es de mínima lealtad decirlo- una muy profesional manera de decir sin hacer doler demasiado que , ya está, que los minutos de fama que tenía como usuario, habían expirado.
Redactar las instrucciones, , necesarias a lograr asistencia, en mi nuevo papel de "lenguaraz" entre ambas culturas en contacto , no fue tarea sencilla . Mi amigo esperaba tranquilo mis buenos oficios de mediador.
Pepe, a todos los efectos , titular indiscutido, orgulloso titular diríamos, constituye el único interlocutor válido para la Empresa – no hubieron argumentaciones de mi parte, ni piadosas medias verdades en cuanto a la discapacidad de Pepe – dios y él me perdonen que valieran para hacer variar tal situación y otorgarme algo más de arte y parte en el asunto. Inflexibles, lo cual no deja de ser correcto, las señoritas me indicaban que solamente el titular del servicio, podía realizar el trámite.
No se cuantas veces ni con cuantas personas hablé. Fueron muchas. Tampoco llevé registro de cuantas veces hablamos con Pepe ,cada vez más alicaido y triste, me daba el veredicto luego de cada ensayo y error - Sigo sin correo de voz - En algún momento de mi creciente desconsuelo, intenté timidamente argumentar cuan poca utilidad le atribuía personalmente a tal función operativa en mi teléfono. Pepe intransigente entendía que para no tener correo de voz , tampoco era buena cosa tener teléfono. De todo un poco pasó. Hasta sobresaltado pasé alguna noche, preocupado en la salud emocional del Pepe, sin su correo de voz.
La solución
Temprano en la mañana del viernes 21 de enero del 2011, llamo nuevamente a la compañía, pido otra vez con reclamos, otra voz y otro color distinto me atienden y bueno, ya al borde del desaliento planteo una vez más, a esta nueva voz el problema. Voy a decir su nombre porque en tiempos de santificar, este buen hombre y mejor funcionario tiene mi voto, el señor Gerardo Cuello de la Sección Reclamos de Antel . Me escuchó, me dijo que en fin, olvidemos lo pasado y arreglemos el problema de don Pepe. Lo voy a llamar ahora y le solucionaré el problema de inmediato.
Casi me atraganto en la obligación de advertirle : Por favor don Cuello, si puede llame dentro de un par de horas. Pepe, con quién recién hablé, ya tenía caballo ensillado para llevar su vaca lechera al lago a tomar agua, porqué según dice “ si la descuido no me da la leche de mi café con leche”.
El técnico cumplió. A mediodía, le dejé un mensaje a Pepe en su correo de voz. Me contestó al rato muy feliz. “ Ya está . Ahora si don Julio ,voy a llevar tranquilo mi vaca a tomar agua ”
Nos prometimos vernos a la brevedad. En su casa de Cardoso Grande. Veré entonces de tomarle fotos con su nuevo teléfono y escucharemos juntos los correos de voz en tanto tomamos café con leche.
Instrucciones redactadas para Pepe |
El pueblo y sus ruinas
Lo que en un tiempo fuera una suntuosa mansión |
La comisaría |
Almacen de Ramos Generales del viejo Cardoso Grande. Allí se vendía desde azúcar a tractores. Está cerrada con todos sus muebles y estanterías venidas de Europa |
El viejo pueblo en aguas
Ruinas varias |
Casa del Jefe de Estación de Trenes |
La vieja estacion de trenes, destruida en la inundación y con el tren toda la energía del orgulloso pueblo |
El pueblo que fue
Fotos del ayer |
El pueblo que está
Pepe y mi ayudante en la entrada del almacén |
Avenida principal bordeada de paraisos centenarios orgullo del Cardoso que fue. |
El Pepe en su salsa
Prontos para salir en trabajo de campo |
A galopar, a galopar |
Pepe y uno de sus amigos,casi ya orgulloso centenario, el poblador más antiguo del pueblo, |
Noemia, mi ayudante de campo y Pepe en el patio de su casa |
El pueblo donde está
Vista aérea del pueblo después de inundado. Fuerza Aérea. 1950 |
Ubicación en el mapa de Uruguay |
El Pepe, un amigo
Con Pepe, cuando nos encontramos no hace tanto en Cardoso, a festejar los 103 años de la escuela Rural del pueblo |
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