lunes, 30 de mayo de 2011

Simplemente Onetti

Bienvenido Juan




Hoy se cumple fecha del fallecimiento de Juan Carlos Onetti en Madrid, España. Vayan algunas curiosidades acerca del autor de El Pozo, ese pequeño libro que en alguna forma subsidiaria a mis circunstancias,  cambió mi vida, o por lo menos la forma de asociarme con ella e interpretarla. De horrenda a mi entender en aquel entonces,  la transformó en innecesaria razón de sufrimientos y autoflagelaciones y lástimas de cualquier tipo. Es decir me conformé. Entendí que entre otras cosas, cuales levitar, no comer, no casarme, no creer en dios,  hacerme aceptar cual soy, no mentir, no engañar, etc.,  eran de por si acciones u omisiones imposibles de hacerlas prósperas, si de verdad iba a perseverar  con el intento de vivir .

Vaya mi idea de admiración.  Persona y  personaje
 
BIOGRAFÍA.Nació en Montevideo, 1 de julio de 1909, a las seis de la mañana. Tuvo dos hermanos, uno mayor que él, Raúl, y una hermana menor, Raquel. En 1930 se casó con su prima, María Amalia Onetti. En marzo del mismo año la pareja viajó a Buenos Aires, su nueva residencia. El 16 de junio de 1931 nació su primer hijo: Jorge Onetti Borges, también escritor, fallecido en 1998.
 En 1933 se separa de su mujer y un año más tarde, de regreso en Montevideo, vuelve a contraer matrimonio, ahora con la hermana de María Amalia, María Julia Onetti.
En 1939 es nombrado secretario de redacción del semanario uruguayo  Marcha. Por entonces tiene interés por las artes plásticas, como se refleja en su correspondencia con su amigo Julio E. Payró y su relación estrecha con Joaquín Torres García.
Desempeña este cargo hasta 1941, cuando comienza a trabajar en la agencia de noticias Reuters. Ese mismo año, conservando el empleo en Reuters, viaja nuevamente a Buenos Aires, donde permanecerá hasta 1955.
Trabaja como secretario de redacción de las revistas Vea y Lea e Ímpetu.
 En 1945 se casa con una compañera de trabajo en Reuters, la neerlandesa Elizabeth María Pekelharing. El 26 de julio de 1949 nació su hija Isabel María (Litti).
A fines de 1955 regresó a Montevideo y comenzó a trabajar en el diario Acción; contrajo matrimonio por cuarta vez, con la joven argentina de ascendencia alemana Dorothea Muhr (Dolly).
Fue encarcelado en 1974, durante la dictadura de Juan María Bordaberry, por haber sido miembro de un jurado de cuentos, y estuvo internado en un psiquiátrico. El poeta español Félix Grande, entonces director de Cuadernos Hispanoamericanos, recogió firmas para lograr la liberación de Onetti.
Al año siguiente viajó a España con su esposa, invitado por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, ciudad en la que finalmente fija su residencia hasta su muerte. La situación le permitirá seguir escribiendo tres novelas más (Dejemos hablar al viento, Cuando entonces y Cuando ya no importe) y numerosos artículos.
La preocupación por el exilio latinoamericano de entonces está muy presente en los artículos que escribe en España, donde él fue bien recibido.
Onetti muere el 30 de mayo de 1994, en una clínica de la capital española, ciudad en la que vivió 19 años, de los cuales pasó enclaustrado los últimos cinco años, sin salir prácticamente de su cama.



  La biografía breve


Comentarios

Un grupo no organizado de gente desconocida y nada influyente sostiene que la mayor fatalidad de Juan Carlos Onetti era su nacionalidad. Si no hubiera nacido en tierra incógnita sino en un país con el poder económico y el peso político necesarios para exportar con éxito la cultura propia, no hubiera fallecido casi incógnito. Si no hubiera nacido en Montevideo, sino – por ejemplo – en Buenos Aires, hoy en día la super-estrella de la literatura latinoamericana no se llamaría Jorge Luis Borges, sino Juan Carlos Onetti.
Es fácil imaginar que había preferido esta carrera: Agent provocateur, con y sin nombres fingidos, siempre atento de preservarse de publicidad, infestado de leyendas como otros de hongos; su influencia ni ancha ni extensa, pero profunda; indiferente frente al barullo de los adeptos no llamados, recompensado con un silencio que recién la estupidez tipo general hace estallar; en consecuencia la agitación internacional, el exilio, y finalmente la gloria, breve y sin compromisos; un mito ya en vida, un sobreviviente en el grupo clandestino de los no muertos del cerebro, en el mundo creado por él.
Aquellos que por profesión mejor lo saben comprueban la importancia de la obra onettiana: casi todos los escritores latinoamericanos que triunfaron en el siglo XX se refieren a Onetti, confirman su influencia.
José María Arguedas escribe en El zorro de arriba y el zorro de abajo: "Onetti tiembla en cada palabra, armoniosamente; yo quería llegar a Montevideo – estoy en Santiago – entre otras cosas para saludarlo, para tomarle la mano con que escribe. Así es."
Según Augusto Roa Bastos Onetti es "el clásico por antonomasia de las letras hispanoamericanas contemporáneas."
Carlos Fuentes dice en La nueva novela latinoamericana: "Las novelas y cuentos de Onetti son las piedras de fundación de nuestra modernidad." Y agrega en otra ocasión: "A todos su descendientes nos dio una lección de inteligencia narrativa, de construcción sabia, de inmenso amor a la imaginación literaria."
De forma semejante se expresan Juan Rulfo y Gabriel García Márquez. Octavio Paz escribe con motivo del Premio Cervantes otorgado a Onetti: "Se decía que América Latina era un continente rico en materias primas, generales y caudillos; hoy podemos decir que también es rico en poetas y novelistas."
Julio Cortázar llama a Onetti simplemente "el más grande novelista latinoamericano".
En muchos diccionarios no figura su nombre. Temerosa o respetuosamente se le huye en las universidades y los congresos. Sus libros se editan, se traducen, pero no se encuentran en las librerías. Al preguntar por el autor hay que deletrear muy a menudo: "Con doble t".  
http://www.onetti.net/es/orientaciones/biografia

Mi imagen y yo

"En algún papel leí, hace años, que el infierno estaba minuciosamente conformado por los ojos ocupados en mirarnos. La frase, entonces, no era de Borges ni de Sábato ni de Sartre ni mía. [...]
En cuanto a mí, hace años que aprendí el arte de afeitarme al tacto, para evitar la opinión del espejo, para acudir al trabajo sin el peso de otra depresión. Es que mi imagen – ustedes me lo muestran – avanza, desde hace tiempo, separada de mí. Mientras yo permanezco adolescente, calmo, interesado en lo que importa, bondadoso y humilde por indiferencia y por la asombrosa seguridad de que no hay respuestas, ella, mi cara, ha envejecido, se ha puesto amarga y tal vez esté contando o invente historias que no son mías sino de ella".
(Juan Carlos Onetti en Sara Facio, Alicia D'Amico: Retratos y Autoretratos. Ediciones de Crisis, Buenos Aires 1973)








Su imagen en el lápiz de los dibujantes 



























 DEDICATORIAS

Anteponer una dedicatoria a una publicación es una de las formas más explícitas de expresar apego. También sirve de manifestar un secreto sin revelarlo. Siempre significa mayor complicidad. A continuación reproducimos las dedicatorias escritas por Juan Carlos Onetti, en el orden su aparición, agregando una mínima información biográfica de los honrados.
  • Tierra de nadie
    A Julio E. Payró
    A partir de la segunda edición  (Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo 1965):
    A Julio E. Payró. Con reiterado ensañamiento.
    Julio E. Payró (1889-1971): Crítico de arte, pintor, profesor y traductor bonaerense. Entre sus obras destaca "Historia gráfica del arte universal".
  • Para esta noche
    A Eduardo Mallea
    Eduardo Mallea (1903-1982), argentino, uno de los primeros escritores que tematizaron la vivencia y experiencia del hombre urbano. Sus obras más conocidas son "Histora de una pasión argentina" y "La bahía del silencio".
  • Bienvenido, Bob
    A H.A.T.
    Homero Alsina Thevenet (*1922). Cineasta, crítico, ensayista uruguayo. Amigo de Onetti desde los primeros tiempos de MARCHA.
  • La vida breve
    A Norah Lange y Oliverio Girondo
    La poetisa Norah Lange (1906-1972) y el poeta Oliverio Girondo (1891-1967), eran co-fundadores del movimiento martinfierrista/ultraista en la Argentina.
  • Los adioses
    A Idea Vilariño
    Idea Vilariño (*1920), poetisa uruguaya, autora de una obra que figura entre las más excepcionales del siglo XX. Amante de Onetti a principios de los cincuenta.
  • Una tumba sin nombre
    Para Litty
    Litty, apodo de María Isabel, la hija de Juan Carlos Onetti y su tercera esposa, la periodista y traductora holandesa Maria Elisabeth Pekelharing.
  • La cara de la desgracia
    Para Dorotea Muhr, ignorado perro de la dicha.
    Dorotea Muhr, violinista, la cuarta y definitiva esposa de Onetti.
  • El astillero
    Este libro está dedicado a Luis Battle Berres. Junio 1960.
    Luis Battle y Berres (1897-1964), político del Partido Colorado, Presidente del República Oriental del Uruguay de 1947 a 1951 y de 1953 a 1954.
  • Tan triste como ella
    Para M.C.
    Martha Canfield. Compañera de trabajo y de corazón de Juan Carlos Onetti en la Intendencia de Montevideo. (muchas gracias, Ana Inés Larre Borges, por la información)
  • Juntacadáveres
    Para Susana Soca. Por ser la más desnuda forma de la piedad que he conocido; por su talento.
    Susana Soca (1907-1959), escritora y editora urugaya, una figura central de la vida cultural montevideana a mediados del siglo, fundadora de la revista literaria "Entregas de la Licorne".
  • Las mellizas
    A Beatriz Castillo
    (Dedicatoria olvidada en "Cuentos completos" de Alfaguara, hasta el momento el único libro que contiene este cuento.)
    Beatriz Castillo, la "Bichicome" del cuento homónimo, es hija de Guido Castillo (escritor, ensayista, y, antes de exiliarse en España, catedrático de literatura en la Universidad de Montevideo).
  • La muerte y la niña
    Para María Rosa Oliver
    María Rosa Oliver: Escritora argentina, colaboradora de la revista "Sur" en Buenos Aires.
  • El perro tendrá su día
    Para mi Maestro, Enrico Cicogna
    El traductor italiano Enrico Cicogna fue uno de los primeros promovedores de la obra de Juan Carlos Onetti a nivel internacional.
  • Presencia
    A Luis Rosales
    Luis Rosales (1910-1992), poeta español, Premio Cervantes 1982, director de la revista literaria "Nueva Estafeta".
  • Dejemos hablar al viento
    A Juan Ignacio Tena Ybarra.
    Juan Ignacio Tena Ybarra (1924-1995). Profesor de Derecho Político, Diplomático, Director del Instituto de Cultura Hispánica. La decisión de Onetti de exiliarse en España se basó principalmente en la invitación y el apoyo de Tena Ybarra.
  • Cuando entonces
    Para María Raquel
    María Raquel, la hermana de Onetti, y su enfermera durante los últimos años en Madrid.
  • Cuando ya no importe
    Para Carmen Balcells, sin otro motivo que darle las gracias.

    Carmen Balcells (*1930), agente literaria. La "Mama Grande" del llamado "boom" de la literatura lationamericana.


Las distinciones


1940: Primer Premio del Concurso de Cuentos de la revista Marcha, Convalescencia, firmado con el seudónimo H.C. Ramos
1941: Segundo Premio del Concurso Ricardo Güiraldes, Tierra de nadie
1961: Segundo Premio del Concurso de Cuentos de la revista Life, Jacob y el otro
1962: Premio Nacional de Literatura (Uruguay)
1967: Segundo Premio Rómulo Gallegos (Venezuela)
1972: Mejor Narrador Uruguayo, de los últimos cincuenta años, sondeo de opinión del semanario Marcha,
1974: Premio a la Mejor Novela de Autor Latinoamericano Traducida y Publicada (Italia), El astillero
1979: Premio de la Crítica de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, Dejemos hablar al viento
1980: Premio Miguel de Cervantes (España)
1990: Premio Unión Latina de Literaturas Romances (España)
1991: Gran Premio Rodó (Intendencia Municipal de Montevideo)

POEMAS
Juan Carlos Onetti

Y el pan nuestro

Sólo conozco de ti
la sonrisa gioconda
con labios separados
el misterio
mi terca obsesión
de desvelarlo
y avanzar porfiado
y sorprendido
tanteando tu pasado
Sólo conozco
la dulce leche de tus dientes
la leche plácida y burlona
que me separa
y para siempre
del paraíso imaginado
del imposible mañana
de paz y dicha silenciosa
de abrigo y pan compartido
de algún objeto cotidiano
que yo pudiera llamar
nuestro



Balada del ausente

Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.

http://www.onetti.net/es/


 Para que no suceda lo de  Gardel



ONETTIANAS

"Durar frente a un tema, al fragmento de vida que hemos elegido como materia de nuestro trabajo, hasta extraer, de él o de nosotros, la esencia única y exacta. Durar frente a la vida, sosteniendo un estado de espíritu que nada tenga que ver con lo vano e inútil, lo fácil, las peñas literarias, los mutuos elogios, la hojarasca de mesa de café. Durar en una ciega, gozosa y absurda fe en el arte, como en una tarea sin sentido explicable, pero que debe ser aceptada virilmente, porque sí, como se acepta el destino. Todo lo demás es duración física, un poco fatigosa, virtud común a las tortugas, las encinas y los errores."
(Onetti, alias Periquito el Aguador, Marcha n° 6, Montevideo 28.7.1939)

"Hay solo un camino. El que hubo siempre. Que el creador de verdad tenga la fuerza de vivir solitario y mire dentro suyo. Que comprenda que no tenemos huellas para seguir, que el camino habrá de hacérselo cada uno, tenaz y alegremente, cortando la sombra del monte y los arbustos enanos."
(Onetti, alias Periquito el Aguador, Marcha n° 11, Montevideo 1.9.1939)

"Tal vez nos convirtamos en sirvientes de la Cibernética. Pero sentimos que siempre sobrevivirá en algún lugar de la tierra un hombre distraído que dedique más horas al ensueño que al sueño o al trabajo y que no tenga otro remedio para no perecer como ser humano que el de inventar y contar historias. También estamos seguros de que ese hipotético y futuro antisocial encontrará un público afectado por el mismo veneno que se reúna para roderarlo y escucharlo mentir. Y será imprescindible – lo vaticinamos con la seguridad de que nunca oirémos ser desmentidos – que ese supuesto sobreviviente preferirá hablar con la mayor claridad que le sea posible de la absurda aventura que significa el paso de la gente sobre la tierra. Y que evitará, también dentro de lo posible, mortificar a sus oyentes con liteartosis."
(Onetti, "Reflexión literaria", Acción, Montevideo 13.11.1966)


http://www.onetti.net/es/orientaciones/biografia

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